La Moda como Plataforma de Protesta
Diseñadores que Luchan por Causas Sociales
La relación entre moda y protesta no es nueva. En los años 60 y 70, las modas de la contracultura, como los jeans rotos, las camisas tie-dye o los chalecos con frases contra la guerra de Vietnam, se convirtieron en símbolos de resistencia. Hoy, el poder de la moda para canalizar los movimientos sociales es aún más relevante, especialmente cuando los diseñadores de todo el mundo, incluidos muchos de América Latina, comienzan a abordar problemáticas sociales y medioambientales mediante sus colecciones. Lo que diferencia esta nueva era de activismo en la moda es la intencionalidad de los mensajes: no se trata solo de estética, sino de posicionarse abiertamente por causas que requieren acción inmediata.

Uno de los ejemplos más significativos del activismo en la moda es el compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. En un contexto donde la industria de la moda es una de las más contaminantes, varios diseñadores latinoamericanos han transformado sus marcas en plataformas de protesta contra el modelo tradicional de producción masiva. La moda, entonces, se convierte en un grito de alerta frente al impacto ambiental que supone la creación de ropa rápida y los desechos textiles.
Diseñadores como Gabriela Hearst, oriunda de Uruguay, se han destacado por incorporar en sus colecciones materiales reciclados, y promover prácticas de producción responsable. Hearst, una de las figuras más prominentes de la moda ética, es conocida por su esfuerzo por crear colecciones que reducen la huella de carbono y que celebran el trabajo artesanal en lugar de la manufactura industrial.
En México, el trabajo de diseñadores como Pineda Covalin ha sido pionero al crear una línea de accesorios de lujo a partir de materiales reciclados, combinando la elegancia con la conciencia ecológica. Sus creaciones no solo destacan por su belleza, sino también por su propósito: reducir la contaminación en el mundo de la moda. Pineda Covalin es un claro ejemplo de cómo la industria puede ser un vehículo de cambio, uniendo estilo, sostenibilidad y cultura.
En la lucha por la igualdad de género, la moda se ha convertido en un medio para visibilizar las voces femeninas que históricamente han sido marginadas. Las pasarelas y las colecciones de diseñadores, especialmente en América Latina, han reflejado las demandas de las mujeres por su empoderamiento y derechos igualitarios.
Un caso ejemplar es el de Esteban Cortázar, diseñador colombiano conocido por su activismo en favor de los derechos de las mujeres y su lucha por el acceso de las mismas a la equidad de género. En varias de sus colecciones, Cortázar ha utilizado la pasarela para enviar un mensaje claro sobre la necesidad de proteger los derechos reproductivos y combatir la violencia de género. Para él, la moda es un medio poderoso para visibilizar y dar voz a las problemáticas de las mujeres, convirtiendo cada pieza en una declaración política.
Asimismo, el trabajo de Johanna Ortiz en Colombia, se caracteriza por un enfoque inclusivo y feminista. Ortiz ha hecho un esfuerzo por empoderar a la mujer a través de sus diseños, haciendo de la pasarela un espacio para la reivindicación de la mujer latina, transmitiendo a través de sus creaciones su lucha por el respeto, la libertad y la independencia femenina. Sus colecciones exploran temas como la feminidad fuerte y el derecho de la mujer a tomar decisiones sobre su cuerpo y su vida.
La relación de la moda con los movimientos sociales más amplios, como el Black Lives Matter, se ha ido haciendo cada vez más evidente. En muchos países de América Latina, los diseñadores han tomado una postura clara en favor de la igualdad racial. Durante la pandemia, la lucha contra el racismo estructural fue tema central en varias pasarelas.
En Brasil, diseñadores como Ricardo Almeida se han pronunciado activamente contra las disparidades raciales que enfrentan los afrobrasileños. A través de sus colecciones, Almeida no solo ha exaltado la cultura negra, sino que también ha utilizado la pasarela para generar conciencia sobre el racismo sistémico. Sus colecciones reflejan la riqueza de la cultura afrobrasileña, un homenaje a las raíces africanas que forman una parte vital de la identidad cultural de Brasil.
Los diseñadores jóvenes también están tomando la delantera en el activismo social dentro de la moda. David Delfín, el reconocido diseñador español, ha sido un precursor de la inclusión de la comunidad LGBTQ+ en la moda. Sin embargo, figuras emergentes de América Latina también están llevando esa antorcha. Carlos Ortega, joven diseñador de Caracas, ha decidido que su marca de moda será un refugio seguro para las personas queer. A través de sus piezas, crea un espacio inclusivo donde el género no es un límite. En sus colecciones se ven reflejadas las luchas de la comunidad LGBTQ+, utilizando colores brillantes y estampados provocadores que desafían las normas.
Por último, el trabajo de Lucía Rodríguez en Bolivia ha sido esencial en la lucha contra las injusticias sociales. La diseñadora ha utilizado sus colecciones para hablar sobre el acceso a la educación y a la salud, especialmente en las zonas rurales de su país. Rodríguez utiliza el arte del bordado y las texturas para contar historias sobre las mujeres indígenas, dándoles voz a través de sus piezas. Con cada colección, Rodríguez muestra cómo la moda se convierte en una herramienta de lucha contra las disparidades sociales y económicas.


