La moda de playa está muerta ¿Por qué seguimos viendo los mismos bikinis aburridos?
Si hay algo que me irrita profundamente en la moda es la falta de evolución. Año tras año, asistimos a eventos donde las expectativas de innovación se desmoronan frente a colecciones recicladas, ideas gastadas y propuestas que, en lugar de sorprender, parecen un refrito de temporadas pasadas. Este fue, lamentablemente, el caso de Lost Beach Montañita Fashion Week, un evento que prometía frescura, irreverencia y una visión renovada del beachwear, pero que terminó convirtiéndose en un desfile de obviedades.
Seamos honestos: la moda de baño ha caído en un letargo preocupante. Durante el evento, los diseñadores parecían cómodos con fórmulas predecibles, sin intención alguna de empujar los límites creativos. ¿Cuántos micro bikinis triangulares en tonos blanco podemos soportar? ¿Cuántos cortes asimétricos supuestamente vanguardistas que ya vimos en los años 90 seguirán dominando la pasarela? La repetición constante de los mismos conceptos no solo es agotadora, sino que deja en evidencia la falta de una identidad sólida en el diseño de moda de playa.
Lo más grave de todo es que Ecuador y su industria emergente tienen un potencial inmenso. Sin embargo, lo que vi en Montañita fue una serie de intentos tibios de capturar la esencia del verano eterno, pero sin una narrativa clara, sin una evolución en materiales o estructuras. Parecía más un catálogo de Instagram que una pasarela de alto impacto.
¿Dónde está la innovación?
Mientras en otras partes del mundo diseñadores como Di Petsa reescriben el concepto del swimwear con técnicas de drapeado líquido, o marcas como Ottolinger transforman los tejidos técnicos en piezas escultóricas, aquí seguimos atrapados en el mismo loop de estampados tropicales y cortes básicos. Es exasperante ver cómo la moda de baño en la región sigue rindiéndose a la comodidad comercial en lugar de atreverse a dictar nuevas reglas.
Esperaba ver propuestas que jugaran con nuevas texturas, con textiles inteligentes que reaccionen al agua, con estructuras que redefinan la silueta playera. ¿Qué pasó con los diseños de vanguardia? ¿Dónde están las marcas que verdaderamente apuestan por la experimentación?
Montañita es un lugar de energía cruda, de una identidad fuerte y vibrante. Es el corazón del surf en Ecuador, un sitio que grita autenticidad. Entonces, ¿por qué la moda que se presenta en su evento más importante no refleja ese espíritu? ¿Por qué no hay una conversación más profunda entre la moda y la comunidad que habita este lugar?
El Lost Beach Montañita Fashion Week tiene en sus manos la posibilidad de ser un referente en la moda resort, pero para eso necesita urgentemente salir de su zona de confort. No necesitamos más bikinis con los mismos cortes de hace dos décadas ni kaftanes sin historia. Necesitamos diseñadores que entiendan que la moda de playa puede ser mucho más que un uniforme de verano.
O evolucionamos o morimos en la orilla
Si este evento aspira a ser relevante, debe exigir más. A los diseñadores, a los organizadores y, sobre todo, a sí mismo. La industria de la moda no perdona la mediocridad, y la moda de playa no puede quedarse estancada en la estética del «más de lo mismo».
Ahora donde la identidad cultural es un tema urgente, la moda de baño debe asumir su responsabilidad creativa. Lost Beach Montañita Fashion Week tiene todo para convertirse en un epicentro de innovación. Pero si continúa repitiéndose a sí mismo, no pasará de ser un desfile irrelevante con arena en los zapatos.



