El lujo más codiciado hoy no se compra, se vive
Slow Living: El nuevo lujo que todos quieren pero pocos pueden permitirse
Por Valeria Mendoza – Periodista de estilo de vida y cultura contemporánea
Vivir despacio, elegir con intención, reconectar con lo esencial… no se trata de una moda pasajera, sino de una reconfiguración completa de lo que significa el verdadero lujo.
Atrás quedaron los días en los que el lujo era únicamente definido por marcas costosas o estilos de vida ostentosos. Hoy, el verdadero privilegio está en poder elegir: qué consumir, cómo vivir, a qué ritmo moverse. Este nuevo enfoque promueve la pausa como acto de resistencia frente a la hiperconexión y nos invita a crear rutinas que nutran más que desgasten.
El auge de disciplinas como la meditación, el journaling, la alimentación plant-based, el diseño biofílico y los retiros de desconexión son solo algunos ejemplos de cómo las personas buscan un equilibrio más humano y sostenible.
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En esta nueva filosofía de vida, el espacio personal se convierte en refugio y expresión de identidad. Decorar con intención, rodearse de objetos con historia o que generen bienestar emocional, y priorizar el confort sin renunciar a la estética son prácticas en aumento. El boom del diseño artesanal y la vuelta a lo hecho a mano responden a una búsqueda de significado y conexión emocional con el entorno.
Redefinir el éxito ya no tiene que ver con llenar agendas, sino con saber decir “no” y elegir lo que realmente aporta. El tiempo libre dejó de ser ocio para convertirse en una declaración de autocuidado. Leer un libro completo, preparar una comida lenta, caminar sin rumbo o simplemente no hacer nada, son hoy formas de lujo emocional.
Esta nueva mentalidad también permea la manera de comprar. Se valora más un producto ético, duradero y funcional que uno de moda rápida. Marcas de belleza, moda, diseño y hasta tecnología están adaptando sus narrativas a esta sensibilidad más consciente, donde lo sostenible, lo natural y lo local toman protagonismo.


