Charly Gutiérrez comenta como se sintió mientras dirigía “Me toca a mi” de Morat y Camilo
Entrevistado por Jale Woods – Editor en Jefe
Redactado por Camila Estevéz – Periodista
Me toca a mí, el reciente sencillo de Morat junto a Camilo, no solo ha resonado en los charts por su letra honesta y su melodía melancólica, sino también por un videoclip íntimo, cinematográfico y profundamente emocional. Para lograr esa narrativa visual, el trabajo detrás de cámaras fue clave, y en esa ecuación destaca la mirada sensible de Charly Gutiérrez, el productor y director audiovisual que estuvo a cargo de dar vida al universo visual de este tema.
Desde su estudio, rodeado de storyboards, notas técnicas y referencias visuales, Charly nos contó cómo fue construir una pieza audiovisual que respira la misma honestidad que la canción.
“La canción tenía un peso emocional muy claro”, cuenta. “Sabíamos que no se trataba de hacer algo espectacular con efectos o coreografías. Lo que se necesitaba era una pieza íntima, casi confesional, que se sintiera cercana y verdadera.”
La grabación del video se realizó en una locación casi teatral, con luces tenues, planos largos y una estética cuidada al detalle. Charly Gutiérrez explica que el mayor reto fue traducir el mensaje de la canción —la importancia de tomar acción emocional y emocionalmente hacerse cargo— en imágenes que no saturaran ni forzaran la emoción.
“Trabajamos con una dirección de arte muy minimalista. Todo debía girar en torno a los artistas, a su interpretación. No queríamos distraer. Queríamos mirar directo al alma.”
La elección de grabar en un solo espacio, con una paleta de colores cálida pero nostálgica, permitió que tanto Camilo como los integrantes de Morat se mostraran con la vulnerabilidad justa, sin artificios.
Según Gutiérrez, dirigir a Camilo y a Morat no fue difícil. Ambos llegaron con una conexión ya construida desde lo musical, pero también con una intención clara de aportar verdad a cada toma.
“Camilo es intensamente emocional en su entrega. Tiene una forma muy orgánica de moverse frente a cámara. En cambio, Morat transmite desde una calma. Juntar esas dos energías fue una experiencia muy especial, inclusive se puede ver en el video BTS (behind the scenes) que se subió a su canal”
Uno de los mayores aciertos del videoclip, según el propio Gutiérrez, fue respetar el ritmo interno de la canción. No solo en edición, sino en cómo se decidió filmar: planos secuencia, silencios entre tomas, incluso momentos improvisados que finalmente se quedaron en la edición final.
“Tuvimos tomas donde simplemente dejábamos que se miraran, que respiraran. Esa pausa también comunica, también dice algo. Era importante que la emoción no se sintiera forzada.”
Más allá del impacto visual, Me toca a mí se ha convertido en un ejemplo de cómo un videoclip puede sumar a la experiencia emocional de una canción. Charly Gutiérrez insiste en que ese es el nuevo lenguaje visual: menos estética vacía y más narrativa sensorial.
“Hoy el público busca conectar. Ya no basta con hacer que algo se vea bien, tiene que sentirse bien, tiene que tocar.”
Con esta pieza, Camilo y Morat logran algo poderoso: que la imagen complemente a la música sin quitarle protagonismo. Y detrás de esa armonía está la visión de un director que entiende que en el pop actual, lo visual ya no es solo adorno, sino parte esencial de la experiencia.