¿Qué le hace falta a los artistas ecuatorianos? ¿Están listos para el escenario global?
Ecuador es un país de artistas. Lo ha sido siempre. Desde Oswaldo Guayasamín y Eduardo Kingman hasta los diseñadores emergentes que buscan dejar huella en la moda internacional. Sin embargo, la gran pregunta sigue en el aire: ¿qué hace falta para que los nuevos talentos ecuatorianos trasciendan realmente a nivel global?
Durante años, hemos sido testigos de una generación de creadores con propuestas frescas, disruptivas y con una identidad clara. Sin embargo, el talento por sí solo no es suficiente. Hay un problema de fondo: la industria creativa ecuatoriana no ha sabido construir las plataformas necesarias para proyectar a sus artistas fuera de sus fronteras. Y en un mundo donde la visibilidad lo es todo, esto nos deja en desventaja.
No me malinterpreten. Ecuador está repleto de nombres que merecen reconocimiento internacional. En la moda, en la música, en las artes visuales. Pero el mercado local sigue siendo pequeño y con poca capacidad de inversión en la proyección de sus talentos. ¿Dónde están las plataformas, las estrategias de posicionamiento, las conexiones que faciliten su acceso a grandes escenarios?
Lo que ha pasado con algunos diseñadores ecuatorianos que han logrado visibilidad internacional no es la norma, es la excepción. Y eso es lo preocupante. No se puede depender solo del talento individual para abrir camino en una industria tan despiadada como la creativa. Se necesita estrategia, apoyo institucional y un ecosistema que impulse su crecimiento.
Si algo he aprendido de la industria es que ser bueno no es suficiente. Para un artista, un diseñador o un creativo ecuatoriano que quiere triunfar fuera de su país, hay ciertas reglas no escritas que deben interiorizar:
- Identidad fuerte y clara: No basta con crear arte bonito, moda bien ejecutada o música pegajosa. Lo que diferencia a un artista internacional de uno que solo es reconocido localmente es una identidad creativa sólida y reconocible. Hay que saber qué se quiere contar y cómo se quiere contar.
- Conexiones y estrategias de visibilidad: La calidad no brilla por sí sola si no hay alguien que la exponga en el lugar correcto. No basta con esperar a que las oportunidades lleguen. Hay que buscarlas y crearlas.
- Mentalidad global: Ecuador es un punto de partida, pero nunca debe ser el techo. Pensar en grande es la única opción. Los nuevos talentos no pueden conformarse con ser “reconocidos en su país”. Hay que aspirar a más, a competir con los grandes.
- Profesionalización total: La creatividad sin estructura no lleva lejos. Hay que saber negociar, moverse en la industria y entender las reglas del juego. Quien no trate su arte como un negocio está destinado a quedarse en el olvido.
Estamos en un momento crucial. La creatividad ecuatoriana tiene todo para posicionarse globalmente, pero necesita algo que aún no se ha consolidado: una verdadera industria que respalde su crecimiento y expansión. No se trata solo de talento individual, sino de construir un sistema que permita que nuestros artistas, diseñadores y creadores puedan competir en igualdad de condiciones con los de cualquier otro país.
¿Estamos listos para dejar de ser promesas y convertirnos en potencias creativas?
Lo descubriremos. Pero el talento, sin estrategia, no basta.
